martes, 13 de abril de 2010

Síndrome del maniquí

Cuando se habla de cosificación, no es otra cosa que el proceso mediante el cual el ser humano pierde su dimensión humana transformándose en un mero objeto o cosa. El ser humano pasa a ser un individuo desprotegido de toda defensa mental, gracias al desmantelamiento semántico de las palabras producido por la publicidad; o sea, un alienado, pues. Y un ser alienado, es un individuo que se aparta de sí mismo, que proyecta una imagen diferente a su ser, una imagen que los objetos poseídos por él, le confieren. Y un ser alienado está infectado con algo que yo considero como "el síndrome del maniquí".

Además, los alienados siempre viven en competencia, es por ello que llegan a valorar al ser humano por la cantidad de objetos que posee, convirtiéndolos en fetiches, agregándoles un valor que no le corresponde. Es entonces cuando el sujeto, no capta al mundo tal y como debe ser, sino lo capta en función de la clase social que le otorgan los objetos. Por lo tanto el valor de los objetos pasa a ser el valor del sujeto que los posee, por lo tanto el individuo pierde todo sentimiento humano frente a su realidad social, recayendo en un individualismo egoísta.

Y es que la superficialidad ha creado una máscara que tristemente se evidencia a gran escala en el alienado, y el no ser, es lo que se valora dentro de una sociedad cada día más hundida. El aspecto, en sí será igual a etiquetar a una botella de plástico sin algo en su interior. Ni siquiera la razón tendría valor alguno, porque la identidad para entonces habrá sido borrada. El síndrome arrazará con todo.

¿Podrá el enfermo ser feliz?

Un ejemplo del síndrome del maniquí es ir a un centro comercial y quedarse parado un rato observando a la gente detenerse frente a las vitrinas, mientras el vidrio refleja y deja entrever lo que en realidad son, este fenómeno del vidrio actua como un espejo, donde detrás de éste se encuentra un cuerpo plástico, vacío, inanimado, carente de toda expresión: un maniquí.

2 comentarios:

  1. Ingenieros, médicos, ni que pisados. La publicidad ES un buen negocio.

    Përo ademas está la infección inducida por los padres. Un niño globo de 8 años mascando un Snickers y eructando gas de pepsi kick. Atrás, una vieja de 4 o 5 veces el tamaño del niño, con pizzas al dos por uno y otra pepsi kick. Y la chicha del anuncio de las pizzas tiene senos tiernos y redondos, y cuerpo de sílfide.

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  2. En el mall. Estoy sentado. En la vitrina un hombre blanco me observa críticamente. No nos parecemos porque yo tengo grasa, soy sucio, cago, duermo, me lanzo varios pedos, me saco los mocos, siento en mi corazón un vacío espacial parecido a un hoyo negro y él no. Él es perfecto y me observa críticamente con toda la razón del mundo, yo no soy, yo no consumo, yo no existo.

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